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Niños y abuelos: ¿Pueden estar juntos este verano?

Cada día 26 de julio se celebra el día de los abuelos, ya que ellos son pilares no solo a nivel familiar, sino que son un importante agente educacional y socializador de los más pequeños. Niños y abuelos han sido separados durante varios meses debido a las restricciones generadas con el confinamiento y el distanciamiento social a causa de la pandemia del covid-19.

Desde Dexin, os explicamos los beneficios para ambas partes, de que niños y abuelos estén juntos, así como si este verano será posible la conciliación de la vida laboral y familiar gracias a la siempre recurrida ayuda de los abuelos.

Los beneficios de la interacción entre niños y abuelos

Los abuelos siempre han sido cercanos a los nietos, sin embargo, su relación cada vez se intensificó más hacia el último tercio del siglo XX, con la mayor incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar, la aparición de nuevos modelos de familia y la deficiente disposición de servicios sociales.

Además, con el aumento de la esperanza de vida, los abuelos pueden llegar a compartir hasta 4 décadas de vida con sus nietos, por lo que todo ello los convierte en los candidatos perfectos para el cuidado de los pequeños.

Los abuelos son, para los niños, un referente educacional, agentes de socialización, transmisores de valores, tradiciones e historia; mediadores entre ellos y demás miembros de la familia (padres, hermanos), modelos, confidentes y compañeros, y sobretodo, son de gran ayuda en tiempos de crisis, brindando apoyo emocional y económico. Es evidente el enriquecimiento vital que este colectivo aporta

Por el contrario, el cuidado de los niños es para los abuelos una forma de distraerse, estar ocupados y sentirse útiles. Pero sobretodo, los niños aportan, no solo con las tareas que aportan su cuidado, sino con su presencia, desafíos mentales a los mayores, les hace sentirse más activos y felices, puesto que con su presencia, se satisface una necesidad afectiva, más importante en este período vital.

La situación de niños y abuelos durante el confinamiento

Al inicio de la pandemia del coronavirus existían tres grupos de población en el punto de mira, los niños, los mayores de 60 años y las personas con patologías graves y/o crónicas.

Aunque actualmente no se tiene tanta seguridad al respecto, al inicio de la pandemia los niños estaban considerados como los principales transmisores del virus, a pesar de que en la gran mayoría de los casos eran asintomáticos.

Por otra parte, las personas más mayores o enfermas estaban (y siguen) en el punto de mira al ser el principal grupo de riesgo, no solo por contagio, sino por fallecimiento.

Teniendo en cuenta esto, la relación entre niños y abuelos se rompió de forma temporal, pero de un día para el otro y muy radicalmente, para la seguridad de todos.

Durante el confinamiento, esta falta de contacto no solo afectó a ambas partes por los motivos mencionados, sino que también repercutió en la conciliación familia-trabajo.

Aunque el confinamiento se impusiera, niños y padres debían atender a sus obligaciones telemáticamente, a la vez que estaban todos en casa todo el día y la gestión del hogar y del tiempo se volvía complicada.

Con las desescaladas, y ante el hecho de que algunos progenitores debían volver al trabajo presencial, y ante la incapacidad para poder acudir a canguros o servicios de guardería (sobretodo por precariedad económica y falta de ayudas sociales), los abuelos se mantuvieron como el as en la manga infalible.

A pesar de poder tener miedo a contagiarse, los abuelos también sentían la necesidad de estar con sus seres queridos y de ayudar, por lo que entraban en la dicotomía moral entre escoger la supervivencia o la protección de los seres queridos, pero siempre estando a disposición de los nietos.

¿Es posible que niños y abuelos puedan estar juntos este verano para poder conciliar?

Con la desescalada, las restricciones se han ido reduciendo y ahora ya es posible juntarnos en grupos de hasta 20 personas, manteniendo el distanciamiento social, (evitando los abrazos, tan de nuestro estilo vital del calor humano) y haciendo uso de mascarillas y gel hidroalcohólico.

Tras muchos días separados, es muy normal que ambas partes quieran abrazarse y es muy seguro que serán los niños aquellos con más tendencia a ello.

Si se siguen las pautas expuestas (y por ejemplo se realizan los abrazos de forma segura, nunca enfrentando las caras ni agachándolas), se vigila el estado de salud de las partes, y un progenitor (siempre el mismo) se encarga de llevarlos y recogerlos, los abuelos pueden seguir estando con sus nietos este verano.

04 Ago, 2020

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