Rascar picaduras: ¿Por qué no debemos hacerlo?

Ya hayamos visto a nuestros hijos hacerlo o sin querer no hayamos podido evitarlo nosotros mismos, el momento posterior a que un mosquito, piojos u otro insecto nos pique es sinónimo de rascar la zona afectada sin parar.

Desde Dexin, expertos en soluciones antimosquitos y antipiojos, os explicamos por qué se produce este comezón característico, qué problemas pueden originarse al rascar una picadura y cómo podemos reducir y tratar el picor para que esto no empeore.

¿Por qué pican las picaduras?

La etimología de la palabra picadura ya lo hace más que evidente, las picaduras, pican, pero, ¿por qué? ¿qué proceso hay tras ello?

Cuando un insecto como las avispas o las abejas nos pican como manera de protegerse, introducen en nuestro torrente sanguíneo pequeñas cantidades de veneno, mientras que cuando nos pican mosquitos, piojos u otros parásitos similares a éstos últimos, como las pulgas, a la hora de extraer nuestra sangre para alimentarse también nos introducen con su saliva sustancias anticoagulantes para evitar que ante la pérdida de sangre, esta se coagule.

Ambas sustancias, que el cuerpo considera extrañas y peligrosas, activan la respuesta del sistema inmunitario, el cual libera la Histamina, responsable de producir una dilatación de los vasos sanguíneos para hacer llegar mayor carga defensiva y plasma para lavar y combatir la toxina, provocando  la hinchazón, el enrojecimiento. Además, al afectar a los nervios de la zona, se produce el picor.

 ¿Qué problemas pueden aparecer por rascar picaduras y por qué no debemos hacerlo?

A todos nos ha pasado que tras una picadura nuestra respuesta instintiva es rascarnos. Esto nos proporciona un gran alivio e incluso sensación de placer, pero solo de forma momentánea.

Al rascar picaduras, se produce una contrairritación debida a este ligero picor, que lleva al cerebro a centrarse en el nuevo dolor y olvidar el antiguo. Además, se cree que se activa la liberación de serotonina, lo que produce una sensación de placer. Sin embargo, esto no dura mucho, ya que al desaparecer, existe una nueva sensación de picor, incluso más intensa, por lo que se libera nuevamente histamina.

Al rascar picaduras, podemos extender la toxina a las zonas circundantes del tejido cutáneo y empeorar la situación, así como provocar heridas que pueden infectarse, descamación cutánea o sangre.

¿Cómo podemos reducir el picor y tratar la picadura para que no empeoren?

Si no ha sido posible evitar que el insecto o parásito haya picado os damos algunos consejos (además de evitar el rascado) para tratar la picadura y reducir su picor:

  • Tras la picadura intentar lavar la zona con agua y jabón para evitar posibles infecciones y eliminar los posibles restos de toxina.
  • No utilizar remedios caseros que puedan contribuir a la irritación, como el vinagre, el zumo de limón, ajo, pasta de dientes etc.
  • Para reducir la inflamación es beneficioso aplicar compresas frías en la zona, hecho que calmará también el picor.
  • Algunos remedios de la fototerapia como el aloe vera, el árbol de té, la calamina, la caléndula o el aceite de eucalipto pueden calmar el picor.
  • Hacer uso de fármacos antihistamínicos o corticoides bajo recomendación farmacéutica.
  • En el caso de los piojos, la mejor solución es actuar rápidamente con tratamientos antipiojos.

En el caso de los niños, sobretodo, actuar rápido es importante ya que al ser más activos y tocar mucho su entorno pueden no solo rascarse mucho, si no también provocarse infecciones. Para evitar que piensen en ello, además de las anteriores recomendaciones deberemos distraerlos.

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18 Jun, 2020

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