¿Son los piojos tan resistentes al entorno como creíamos?

Muchas personas, tras buscar entre la abundante (y a veces imprecisa o incorrecta) información sobre la pediculosis, acaban viendo al piojo como una criatura escurridiza y persistente que sin embargo es vulnerable a entornos hostiles.

Esta visión es en esencia cierta: son tan vulnerables que si pasan más de 48 horas fuera de una cabeza humana de la que alimentarse, mueren de inanición. Pero esta visión conlleva un peligro: confundir “vulnerable” con “acabado”. Los piojos son mucho más persistentes y resistentes al entorno de lo que solemos pensar. Es entonces cuando bajamos la guardia… y ya tenemos un nuevo contagio.

Veamos qué ases en la manga se guarda este bichito, y cómo interpretar correctamente esa “vulnerabilidad”.

Piojos supervivientes 1: entornos fríos

Sabemos que la temperatura óptima para un piojo está entre los 28 y los 32 ºC. Que por debajo de 27 ºC se ralentizan, y que a 12 ºC o menos quedan paralizados, y la puesta se detiene.

Estupendo, eso significa que en invierno y en la parte más fría de la primavera y el otoño los piojos palman rápido”. ¿Correcto? No. Porque el piojo raras veces se enfrentará a esas temperaturas. El entorno natural del piojo no es el aire libre, sino el pelo de la cabeza humana. Y en ese “ecosistema” las temperaturas nunca son tan bajas: nuestra temperatura corporal es de 36-37 ºC, de forma que el cuero cabelludo es una zona con la temperatura óptima para un piojo, reteniéndose el calor precisamente gracias al pelo. ¿Por qué si no habrían evolucionado para vivir ahí? ¡Somos la estufa invernal de los piojos!

“¡Pero los que caen de la cabeza sí quedan expuestos al frío y por tanto se mueren!”. Pero serán pocos. Donde es más fácil el contagio invernal no es en mitad de la calle, sino en el colegio, o en casa, o en el trabajo, cuando te quitas el gorro y el abrigo y allá ha quedado un pelo con un piojo enganchado. Y en todos esos ambientes la temperatura es suficiente para que se mantengan operativos, y a punto para engancharse a otro desprevenido humano.

Piojos supervivientes 2: fuera del humano

Cuando oyes que un piojo fuera de la cabeza no vive mucho más de dos días, piensas que lo tiene crudo, pero quien lo tiene crudo eres tú si no eres meticuloso/a.

¿Cuántas cosas ocurren en una casa o en un colegio en 48 horas? ¿Cuántas prendas se comparten, cuántos cepillos, cuántos juguetes, cuántos cojines? ¿Cuántas ocasiones de contagio ocurren mientras el piojo está ahí, vulnerable, sí, pero preparado para aprovechar la primera oportunidad?

Piojos supervivientes 3: de camuflaje

¿Sabías que los piojos pueden camuflarse? Las ninfas son siempre blancas tirando a amarillo translúcido y cuando ya son adultos se oscurecen, adquiriendo un tono entre gris y marrón, también translúcido. Cuando hace poco que se han alimentado tienen un color más oscuro, que es el efecto de la sangre ingerida, en su interior. Al ser no ser opacos, cuesta diferenciarlos del pelo, pues su parte menos pigmentada refleja el color del pelo al que están agarrados. Por lo que podrían estar horas y días escabulléndose por la cabeza sin ser detectados… y también por la masa de pelo enredado en el cepillo.

¿Y a que en esas 48 horas podéis usar ese cepillo varias veces?

Piojos supervivientes 4: entornos líquidos

Ya hemos explicado en el blog que el agua no es rival para el piojo. No los arrastra porque se agarran con sus seis garras al pelo con mayor firmeza aún. No los ahoga porque cierran sus espiráculos y aguantan hasta que pasa el tsunami. Ni siquiera la piscina acaba con ellos porque aguantan la respiración hasta dos horas, y eso es tiempo suficiente hasta para que un pelo flotante con un piojo aferrado acabe enredándose en el pelo de otro nadador. Y el cloro les resbala.

También hemos hablado ya de la inutilidad del vinagre, que despega las liendres pero no mata al piojo. Pero no hemos hablado de muchos otros “remedios” líquidos que se recomiendan a veces y que no sirven para nada, o sirven para poco. El aceite es inútil. Los aceites aromáticos más efectivos, por sí solos, sólo repelen a una parte de la población. En Estados Unidos también hay tradición de ahogar al piojo untando la cabeza en mayonesa… y tampoco sirve para nada: una vez aclaras la cabeza del niño, el piojo recibe la ducha encantado, y luego vuelve a abrir los espiráculos y hale, a procrear.

Ya ves que los piojos no son tan vulnerables, después de todo. Aunque el entorno les sea hostil, tienen recursos suficientes para medrar. Incluso se están volviendo resistentes a algunos tratamientos, como ya explicamos también aquí (tranquilos, también explicamos ahí que a Dexin es imposible que se vuelvan resistentes).

Así que ya sabes: no dejes de revisar (sea invierno o verano), comprueba a fondo objetos y entorno de la persona afectada, y no bajes la guardia hasta que no pasen las preceptivas 48 horas!

21 Mar, 2018

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